Berdich Smetana, la identidad nacional checa y el Moldava. (por: Miguel Almanza)

UNA NUEVA IDENTIDAD MUSICAL NACIONAL



Cómo mencionamos anteriormente, los compositores fueron parte activa de la formación de la conciencia nacional.  Bedrich Smetana (1824-1884), comúnmente llamado el padre de la música Checa, creció en un pequeño pueblo al este de Praga. El alemán era el idioma de la clase media en la cual creció: Smetana aprendería el idioma checo en la etapa madura de su vida, y nunca alcanzaría fluidez en el este idioma[1].  Durante su vida adulta, se convirtió en un defensor de la independencia checa y participó en la revolución de 1848, defendiendo barricadas en el principal puente de Praga.

Smetana desarrolló una visión para una genuina música checa. Vaclav Novotny, también compositor checo, narra acerca de Smetana durante una visita a Liszt:

“Puedo verlo ahora, ojos destellantes mientras nos cuenta como por primera vez empezaba a madurar en el la idea de crear un estilo musical checo independiente”.

Otros músicos presentes en la discusión fueron escépticos de la idea, argumentando que los compositores checos habían dependido siempre de la influencia estilística de Alemania, Francia e Italia.  Esto solamente fortaleció la determinación de Smetana:

 “En su camino de vuelta a casa, Smetana miró con sus ojos llorosos al cielo estrellado, levantó su mano y juró profundamente en su corazón que dedicaría su vida entera a su nación, incansablemente al servicio del arte de su país”.

En 1860 en Praga, abrió un nuevo teatro de ópera específicamente para obras escritas en checo (hoy llamado teatro nacional). Smetana compuso para este teatro Prodana nevˇesta (La novia vendida, 1866), la cual es considerada la primera autentica opera checa.  Cuenta con una gaita en el preludio, danzas características (polkas, skoˇcná y furiant), y un libreto enmarcado en métricas poéticas y prosas que reflejan el idioma checo.

 

La obra más querida de Smetana, la cual se convirtió en un monumento musical nacional para los checos, es El Moldava (Vlatva), parte de un ciclo de seis poemas sinfónicos compuestos entre 1874 y 1879 bajo el titulo colectivo de Mi Patria (Ma Vlast).  El concepto simple pero poderoso detrás del Moldava es expresado en un breve programa por Smetana: 

 

La obra habla acerca del fluido del Rio Moldava, empezando en sus primeras y minúsculas fuentes, el frio y el cálido Moldava, la unión de dos pequeñas corrientes en una, el barrido del Moldava a través de los surcos y a lo largo d ellos prados, a través de la campiña en donde se celebran los festivales; a la luz de la luna, la danza de las ninfas de agua; ceca de las orgullosas rocas donde los orgullos castillos se erigen, amplias mansiones y ruinas. El Moldava se arremolina en los rápidos de san Juan, y desemboca dentro de Praga, donde se avista el antiguo castillo (Vyšehrad) y finalmente desaparece en la distancia dentro de su majestuosa desembocadura en el Rio Elba”.

El rio, representado por un tema lirico recurrente (la pieza tiene una forma parecida a un Rondó), fluye a través del país y unifica diversos paisajes del país y sus actividades. El tema del Moldava se convierte en símbolo musical de la identidad nacional Checa defendida por Smetana.

Audición recomendada: Herbert Von Karajan y la Filarmónica de Berlín interpretando "El Moldava" de Smetana.



[1] Al igual que Liszt, quien creció en una familia cuya lengua materna era el alemán y nunca aprendió húngaro, se convirtió en un firme partidario de la autodeterminación nacional húngara.

Biografia sugerida:

Taruskin, Richard, “Nationalism,” In Grove Music Online/Oxford Music Online; or in The Revised New Grove Dictionary of Music and Musicians, ed. Stanley Sadie and John Tyrrell (London: Macmillan, 2001), vol. 17, pp. 689–706.

Frisch, Walter Western Music in - Music in the Nineteenth Century. (Norton; 2012)

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